15 abril 2010

Mónica

No es ningún secreto. Todos lo saben y si no lo saben basta con que miren el aura arcoiris que llevo conmigo. Desde hace un tiempo empecé a explorar mi lado afeminado, o sea, en otras palabras, desde que nací supe que, a veces, me controlaba una fuerza adentro de mí que me llamaba a la locura, al desánimo y al drama ¡Qué sería el mundo sin el drama! En fin, estaba yo con nueve años en mi espalda cuando sentí un picar en la cadera cuando escuché a La Trevi, cuando escuchaba la macarena o cuando me hacían bailar la Niña Pomponte. Entonces, cuando la televisión se me abrió como una caja de donde saltaban paisajes, hombres desnudos, mujeres en bikines y, sobre todo, artistas llenos de una sexualidad desafiante mi ojos empezaron a brillar. Cuando escuchaba a Ricky Martin cantar "Livin la vida" loca o a Paulina, la chica dorada, "Quizá, talvez" mi mente explotaba en orgasmos inimaginables. Sabía que eso no lo podía conocer nadie. Sabía que eso solo me pasaba a mí. Supuse que solo yo experimentaba delirios con Miguel Bosé. Después, a los años, descubrí que no solo era yo. Siempre quise estár en un concierto, jamás lo he estado, y poder descontrolarme, gritar, chiflar y gozar de mi cuerpo sin que nadie me juzgara con la mirada. Algún día lo podré hacer, algún día podré sentirme la pareja gay más puritana en el mundo pero en El Salvador hasta mi gremio me odia por ser tan liberal. Quisiera ser Mónica Naranjo o al menos sentir la libertad de su cabello en todo mi cuerpo. A veces, me siento triste y luego pienso en él, tres sílabas, ojos claros, piel clara, barba espesa, dormilón y comelón.




PD: No revisé ortografía o redacción. Tengo mucha hueva :D

2 comentarios:

Diego Boquín dijo...

"Componte, niña, componte, que ahí viene tu marinero...(8)"

Ma. José dijo...

Ahora todo tiene sentido, Diego, gracias.